Viaje a la oscuridad by Lou Berney

Viaje a la oscuridad by Lou Berney

autor:Lou Berney [Berney, Lou]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2023-09-19T00:00:00+00:00


27

En el coche, Eleanor pone su música emo, machacona y triste. Después de un par de estrofas, echa un vistazo al asiento trasero y pone una canción con sintetizadores y ritmo alegre, y la letra en alemán. Frena delante de un semáforo en rojo.

—Estás bien —me dice.

Quiero contestarle algo sarcástico, porque evidentemente no estoy bien, pero no se me ocurre nada. Me duele hasta respirar. Cada vez que cojo aire, es como si me volvieran a patear las costillas con una bota con puntera de acero.

—Te vas a poner bien —me aclara Eleanor—. Te voy a llevar a urgencias.

—No. —Descubro que hablar me duele aún más que respirar. Igual que intentar incorporarme; no lo consigo—. A urgencias, no.

Ella resopla.

—Lo digo en serio —digo.

—Vamos a ir a urgencias, idiota. No te preocupes por el seguro. Tienen que atenderte. Por ley.

No es el no tener seguro lo que me preocupa, aunque también. Si voy a urgencias, el médico se dará cuenta de que me han dado una paliza bestial. Y aunque no estoy del todo seguro, me imagino lo que tiene que hacer un médico por protocolo si te presentas en urgencias habiendo recibido una paliza bestial.

—Nada de policía —digo—. En serio…, Eleanor. Nada… de policía.

—¿Por qué? ¿Se puede saber de qué hablas?

Puede que lo que ha dicho Nathan sobre sus contactos fuera un farol, pero hay muchas posibilidades de que no lo sea. ¿Quiero arriesgarme? ¿Quiero pensar en lo que me habría pasado esta noche si no llega a aparecer Eleanor? No, ni hablar.

—Hazme caso…, Eleanor. Nada… de policía. Ni de urgencias. Llévame… a casa. Estoy bien. —Quiero añadir algo así como «Tú misma lo has dicho, que estoy bien», pero el dolor no se me pasa cuanto más hablo.

Vuelve a mirarme.

—Como quieras.

Me quedo lo más quieto que puedo en el asiento de atrás, preparándome para los baches y las curvas cerradas. Me siento extrañamente relajado. Mi mente no sabe qué hacer con tanto dolor, de tantos sitios distintos y en una gama tan variada. Palpitante, sordo, punzante, abrasador. Costillas, tobillo, nariz, rabadilla y cadera. Es como una rima infantil, una retahíla para saltar a la comba. Costillas, tobillo, nariz, rabadilla y cadera. Palpitante, sordo, punzante, abrasador. Solo quiero estar en mi casa. Voy a meterme en la cama y a no salir nunca.

Pero ¿qué derecho tengo a quejarme? Esto no es dolor de verdad. Pearl y Jack sí que conocen el verdadero dolor. Merezco sentir mucho más dolor que esto.

El coche frena y luego se para. No sé cuánto tiempo ha pasado. ¿Ya estoy en casa? Levanto la cabeza y veo que estamos delante de la entrada de urgencias de un hospital.

—Eleanor. Joder.

—No voy a compartir contigo las drogas de mi abuela. Tienes que buscarte las tuyas propias.

—No puedo hablar con la policía. En serio.

—No van a llamar a la policía porque te hayas metido en una pelea absurda en la puerta de un bar o algo así. A no ser que te mueras, supongo. Así que mejor no te mueras.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.